Valeriano Weyler y Nicolau (n. Palma de Mallorca, 17 de septiembre de 1838 – † Madrid, 20 de octubre de 1930) fue un político y militar español, Marqués de Tenerife y Duque del Rubí , Grande de España, capitán general de Cuba durante la sublevación independentista de José Martí y Máximo Gómez. Famoso por su inhumana Política de Reconcentración.
Vida
Hijo del médico militar madrileño Fernando Weyler y Laviña, cursó estudios castrenses en la Academia de Infantería de Toledo, obteniendo la graduación de teniente a los veinte años. Diplomado en Estado Mayor, es ascendido a comandante con tan solo 24 años y destinado a Cuba y posteriormente a Santo Domingo.
La Campaña de Santo Domingo
16 de agosto de 1861 Pedro Santana, presidente de la República Dominicana solicita la anexión a España.
Se le condecora con la Cruz Laureada de San Fernando por su actuación en la acción del río Jaina, en Santo Domingo, donde al mando de un ejército bien armado de 1.500 hombres, defendió con éxito la posición durante tres días contra quinientos patriotas dominicanos que luchaban por desalojar de su país al ejército de ocupación.
“Era esta de Santo Domingo una guerra de sorpresas y batallas fugaces y violentas que se sucedían repetidamente; el mismo tipo de combates en el que se vería envuelto tantas veces a lo largo de su vida, en Cuba y Filipinas. Fue pues en tierras dominicanas donde comenzó a convertirse en un experto en la peculiar forma de batirse en el medio tropical. Había que aceptar que aprendió pronto y bien aquel oficio. Así, a diferencia de la mayoría de los hombres que acabaron alcanzando los mas altos grados del Ejército español , casi o al mismo tiempo que él, muchos de los cuales eran “africanistas”, al menos en parte de su formación como Martínez Campos , Polavieja , Ahumada , … y tantos otros; por no citar los de la generación precedente: López Dominguez, Caballero de Rodas, Valmaseda, etc.: Weyler fue esencialmente “antillanista” [1]
” Los acontecimientos se desarrollaron aceleradamente. El 10 de octubre de 1868 se inició el alzamiento y ya el día 20 los revolucionarios cubanos habían tomado la ciudad de Bayamo , la segunda en importancia de la zona oriental de la isla, donde fundaron un gobierno en armas. El general Blas Villate, conde de Valmaseda, fue enviado a la región sublevada para enfrentar el movimiento; su segundo al mando era el brigadier Valeriano Weyler. Se trataba de dos militares derrotados en Santo Domingo [2] donde habían aprendido algo que conocieron muy bien las [[ayacuchos]] : las dificultades irremontables de luchar contra un ejército irregular, apoyado por los campesinos, que servían al enemigo de informantes veraces y les suministraban alimentos, mientras respecto a los soldados de España actuaban como desinformadores y evadían toda ayuda. Frente a este tipo de guerra , las estrategias prusianas de moda en Europa carecían de valor. [3]
Capitán General de Canarias
De 1878 a 1883 ejerce como Capitán General de Canarias. En este periodo impulsó la construcción del edificio de la Capitanía General en Tenerife y la construcción del Gobierno Militar de Las Palmas.
En 1878, a la edad de 40 años es nombrado Teniente General por sus servicios a la corona durante la última de las Guerras Carlistas. Detentó las capitanías generales de Canarias, Cataluña, Vascongadas y Baleares. En 1883 obtiene el nombramiento de Capitán General de Filipinas, permaneciendo en el cargo hasta 1891.
Capitan General de Filipinas
Nombrado por Real Orden de 15 de Marzo de 1888, acude a un territorio extenso y de difíles comunicaciones, con régimen de monopolio. Hasta la década de 1830, la única comunicación era el galeón de Acapulco [1]
” La presencia española en tan lejanas tierras fue siempre escasa. Apenas unas pocas de sus mas de siete mil islas fueron ocupadas efectivamente [4] Los recursos de la administración civil y militar no superaron en ningún momento, en circunstancias normales, la cifra de unos cuantos cientos de funcionarios y soldados y unas ridículas dotaciones presupuestarias . [5]
Capitán General de Cuba
Nombrado capitán general de Cuba en febrero de 1896 por Cánovas del Castillo, sustituyó al general Martínez-Campos, con órdenes de zanjar los intentos independentistas por la fuerza de las armas. En el breve período de tiempo que ocupó esta capitanía general no consiguió frenar el avance de los independentistas, y por el contrario le granjeó a España la enemistad de la opinión pública de los Estados Unidos, ya que ordenó el encierro forzoso a la población rural del occidente cubano en Campos de Reconcentración.
Sobre Cuba pesaba la enorme fatiga de casi cuatro años de lucha y el cansancio acumulado de la Guerra de los Diez Años , la Guerra Chiquita y la batalla cotidiana del exilio durante los quince años de paz preparando una nueva guerra.
El carro de la Lechuza Josefina Ortega • La Habana
Pudiera ser el título de una divertida pincelada costumbrista, que toma al pájaro de mal agüero como blanco de bromas supersticiosas, pero en realidad El Carro de la Lechuza fue la extensión un macabro símbolo de la más infame impiedad; solo que cierto afán de sobrevivir a pesar de todo, hiciera que entre cubanos tomaran el lado menos oscuro del asunto —eso que medio siglo después los teóricos llamarían gracia bajo presión— para conjurar el horror.
El Carro de la Lechuza era el nombre con que muchos llamaban —en lo que hoy se conoce como La Palma, en la provincia de Pinar del Río—, a la carreta que a diario recogía los cadáveres de los cientos de reconcentrados en la zona occidental de Cuba, por donde comenzó la política implacable del Capitán General Valeriano Weyler, Marqués de Tenerife, quien tuvo entre sus geniales acciones la de adelantarse casi medio siglo —el 21 de octubre de 1896 y solo siete meses después de llegar a Cuba— a una de las peores prácticas del nazismo.
Cientos de campesinos, de todas las edades, sexo y creencias religiosas, comenzaron a vagar hambrientos, semidesnudos, durmiendo donde les sorprendiera la noche, inmediatamente después de que se diera a conocer el famoso bando de Weyler:
Todos los habitantes de los campos o fuera de la línea de fortificaciones de los poblados se reconcentrarán en el término de ocho días en los pueblos ocupados por las tropas. Será considerado rebelde y juzgado como tal, todo individuo que trascurrido ese plazo se encuentre en despoblado.
Enviado a Cuba por Cánovas del Castillo, Presidente del Consejo de Ministros de España, Weyler venía a sustituir a Martínez Campos luego del fracaso de la llamada “Pacificación”, política inoperante no debido a la incapacidad de Martínez Campos, sino a que la Isla era ya insostenible como colonia —habiéndose cumplido exitosamente la invasión de Oriente a Occidente por los mambises—, aunque en la metrópoli se insistiera en gastarse en Cuba hasta el último hombre y la última peseta. Weyler decretó el cierre de todas las tiendas situadas a más de medio km. de La Habana y Pinar del Río, y ordenó que la población se concentrara en las ciudades. El hambre comenzó a hacer estragos entre la población disidente. Según algunos historiadores, casi doscientas mil personas murieron por la atroz medida de la concentración. En los campos cubanos, desolados por la reconcentración ordenada por Weyler, se había llevado a cabo una lucha que agotó los recursos españoles, quienes a su vez dominaron todos los centros urbanos fundamentales, hasta la rendición de Santiago de Cuba. España se había obligado a mantener sobre las armas a tantos soldados como hombres como cubanos en edad militar . Miles de estos hombres pelearon en el campo con las tropas insurrectas que en continua movilidad evitaban todo encuentro frontal, ya que precisamente su objetivo era mantener dividido y disperso al ejército español. De esta forma la guerra se alargaba, paro no se exponía el triunfo cubano al resultado de una sola batalla contra un ejército cuyos jefes estaban formados en las modernas técnicas militares prusianas. El tiempo estaba a favor de la causa cubana. La famosa frase de Cánovas del Castillo pronunciada poco antes de morir [6] :
“Hasta el último hombre, hasta la última peseta”
era una prueba de que hombres y pesetas se estaban agotando en España. La tardía concesión de la autonomía , no aceptada por los revolucionarios , y exiguamente impuesta en las ciudades, fue también muestra de la debilidad española. Naturalmente que librar una guerra de agotamiento exigía una altísima dosis de reciedumbre [7]
Fue retirado de Cuba en Octubre de 1897, cuando Sagasta sustituyó al asesinado Cánovas. Pero el mal ya estaba hecho, y la prensa norteamericana de Hearst y Pulitzer reclamaban a gritos la intervención americana en Cuba, presuntamente para acabar con la matanza de civiles. Como consecuencia, el decadente ejército español resultó humillado por los marines, y España entró una gran crisis política e ideológica, la del 98.
Cargos Posteriores
En 1909, siendo capitán general de Cataluña, reprimió con dureza las protestas y altercados durante la Semana Trágica de Barcelona.
Ministro de Guerra en tres ocasiones, simultaneado en una de ellas con elMinisterio de Marina, fue Senador vitalicio por designación real. Se opuso a la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera, interviniendo en la Sanjuanada contra el Dictador, que lo detuvo pero no se atrevió a encarcelarlo, aunque lo condenó al ostracismo e hizo que desapareciese su nombre de las calles y plazas que le había otorgado tal distinción (conservando el nombre la Plaza Weyler de Tenerife). En 1930 ya cercana la hora de su muerte, seguía presionando al rey Alfonso XIII para que destituyese a Primo de Rivera.
Estrategias y tácticas militares
La concentración de poblaciones en lugares determinados, las trochas y otras innovaciones; inicialmente aplicadas durante la guerra de Secesión Norteamericana [8] por los generales Sheridan y Huntercuando devastaron completamente el valle de Shenandoah y por el también general Sherman al arrasar Georgia y Carolina del Sur , fueron fielmente copiadas y seguidas por el ejército nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Notas
- ↑ > Emilio de Diego, pag.52
- ↑ >no concuerdan las fechas
- ↑ > Moreno Fraginals, pag.276
- ↑ > Ver Nueva Geografía Marín. Barcelona 1.970, Vol. 5.
- ↑ > Emilio de Diego, pag.144
- ↑ >asesinado el 8 de agosto de 1897, en el balneario de Santa Águeda, en el municipio de Mondragón Guipúzcoa por el anarquista italiano Michele Angiolillo
- ↑ > Moreno Fraginals, pags. 338-339
- ↑ >Cardona y Losada, paginas 34 y 35
Enlaces externos
- Pagina oficial de Manuel Moreno Fraginals
- Departamento de Estado de los Estados Unidos Resumen histórico de los Estados Unidos de América
- Un recuerdo al Maine. La odisea de España en las Provincias de Ultramar
- La guerra de España y Estados Unidos en Cuba
- 1898: El fin de un imperio (web sobre la Guerra Hispanoamericana)
Bibliografía
- Moreno Fraginals, Manuel, Cuba-España, España-Cuba Historia común. Grijalbo Mondadori. Barcelona, 1.995 . ISBN 84-397-0260-4
- Emilio de Diego García , Weyler, de la leyenda a la Historia. Fundación Cánovas del Castillo , Madrid, 1.998. ISBN 84-88306-48-2
- Gabriel Cardona y Juan Carlos Losada, Weyler, nuestro hombre en La Habana . Planeta, Barcelona, Segunda edición 1.988. ISBN 84-08-02327-6