(Madrid, 15 de octubre de 1869 – París, 23 de marzo de 1946) fue un sindicalista y político español, histórico dirigente del Partido Socialista Obrero Español y la Unión General de Trabajadores. Durante la Segunda República Española fue Ministro de Trabajo (1931-1933) y Presidente del Gobierno (1936–1937).
Estuquista de profesión, Largo Caballero ya participó en la primera huelga de obreros de la construcción en el año 1890 y se afilió al PSOE en 1894.
Participó en el Comité que organizó la huelga general revolucionaria de 1917 y, tras el fracaso de la misma, fue condenado a cadena perpetua e internado en el penal de Cartagena. Sin embargo, su encarcelamiento no duró mucho ya que fue puesto en libertad al resultar elegido diputado en las elecciones celebradas el año siguiente.
En Asturias se vivió con especial intensidad la huelga general revolucionaria de agosto de 1917. Convocada por UGT y CNT en toda España, afectó a los principales centros industriales, pero fue un fracaso. Determinante para ello fue la rápida detención del Comité de Huelga, en Madrid, formado por los socialistas Andrés Saborit, Julián Besteiro, Daniel Anguiano y Largo Caballero | Largo Caballero entre Araquistain i Fabra Rivas ————————————————————— |
A la muerte en 1925 de Pablo Iglesias, fundador del partido, le sucedió junto a Julián Besteiro al frente de su sindicato, la UGT. Fue Vicepresidente (1908–1918) y secretario general (1918–1938) de la central sindical socialista.
Moderado en sus planteamientos al principio de su vida política, fue partidario de mantener una cierta colaboración de UGT con el gobierno dictatorial del general Primo de Rivera, lo que permitió que el sindicato siguiera funcionado en la situación impuesta por el Directorio militar. Este hecho motivó una agria polémica con Indalecio Prieto, contrario a esta colaboración con el régimen dictatorial e impulsor después del movimiento republicano.
Ministro de Trabajo en 1931 con el primer gobierno de la II República, presidido por Alcalá-Zamora, continuó en el cargo hasta 1933 en los dos gobiernos siguientes, presididos por Azaña. Gozó de gran popularidad entre las masas obreras, que se veían reflejadas en él y en su forma de vida austera.
En 1933 se produce el triunfo electoral de la CEDA y tras la regresión que se observa en la política social de esta coalición, su pensamiento evoluciona hacia planteamientos más radicales y comienza a hablar de «revolución socialista» y a apoyar los planteamientos que darían lugar en octubre de 1934 a la fracasada revolución, que alcanza gran virulencia especialmente en Asturias y Cataluña y que es fuertemente reprimida por el general Franco a las órdenes de la República. De nuevo es juzgado y condenado a treinta años de cárcel, aunque pronto fue puesto en libertad.
Comitè Revolucionàri convertit en el govern provisional de la República, d’esquerra a dreta: Miguel Maura (Governació) Fernando de los Ríos (Gràcia i Justicia), Álvaro Albornoz (Foment), Niceto Alcalá Zamora (President del Consell) Largo Caballlero (Treball) i Santiago Casares Quiroga (Marina) | Largo Caballero a la presó després de la revolució d’octubre de 1934 —————————————————— |
Partidario de la alianza entre los diversos sindicatos y partidos obreros abogó por un pacto con el Partido Comunista y con el sindicato anarquista CNT, lo que provoca su enfrentamiento con otros líderes socialistas, en especial con Indalecio Prieto. Este enfrentamiento entre los revolucionarios caballeristas y los moderados prietistas fue incrementándose, hasta el punto que Largo Caballero llegó a ser denominado popularmente el «Lenin español».
Tras el derrumbe del gobierno Giral, el 4 de septiembre de 1936, ya en plena Guerra Civil, fue designado jefe del gobierno y ministro de la Guerra. Su gran preocupación, aparte del curso de la contienda, es intentar mantener la disciplina en el ejército y la autoridad dentro de la zona republicana a cualquier precio. No obstante, el descontento por el curso desfavorable de la guerra y la insurrección protagonizada por el POUM y la CNT que se produce en Barcelona en mayo de 1937, al intentar tomar la policía el edificio de la Telefónica, bajo control de la CNT, y la negativa de Largo Caballero a firmar la ilegalización del POUM frente a presiones soviéticas, son utilizados, por los socialistas leales a Indalecio Prieto, los comunistas del PCE y los republicanos de izquierdas con el pleno consentimiento de Manuel Azaña como pretexto para provocar una crisis gubernamental y forzar su dimisión, siendo sustituido al frente del gobierno por el doctor Juan Negrín, también socialista.
En 1939, tras la derrota republicana, se exilió en Francia. Al producirse en 1940 la ocupación de Francia por parte de la Alemania nazi es arrestado por las tropas de ocupación e internado en el campo de concentración de Sachsenhausen-Oranienburg, donde pasó la mayor parte de la II Guerra Mundial. Liberado al final de la misma por el Ejército Rojo, murió en el exilio en París, siendo trasladados sus restos mortales a Madrid en 1978, donde se celebró un funeral en su memoria al que acudieron 500.000 personas convocadas por las organizaciones socialistas (PSOE, UGT y JSE). Ese mismo año la UGT creo la Fundación que lleva su nombre.
Largo Caballero al front de Madrid l’estiu de 1936 ————————————————— | Manifestació a Madrid el 1 de maig de 1936: Santiago Carrillo, (Secretari General de les JSU, Juventudes Socialistas Unificadas, des de març) Francisco Largo Caballero, Luis Araquistaín, José Díaz i Trifón Medrano. |
Discursos
Glorioso aniversario de la II Republica
Francisco Largo Caballero, cabeza visible del PSOE durante la II República dice:
“Cuando el Frente Popular se derrumbe -anunció-, como se derrumbará sin duda, el triunfo del proletariado será indiscutible. Entonces estableceremos la dictadura del proletariado, lo que… quiere decir la represión… de las clases capitalistas y burguesas”.
Largo en Cádiz (24-5-36):
Largo amenazaba a la derecha en la campaña electoral de noviembre del 33, habían estado gobernando hasta entonces: “Se dirá: ¡Ah esa es la dictadura del proletariado! Pero ¿es que vivimos en una democracia? Pues ¿qué hay hoy, más que una dictadura de burgueses? Se nos ataca porque vamos contra la propiedad. Efectivamente. Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. ¿Cómo? (Una voz en el público: ‘Como en Rusia´). No nos asusta eso. Vamos, repito, hacía la revolución social… mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad. Y en tal caso, camaradas habrá que obtenerlo por la violencia… nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la revolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente (Gran ovación). Eso dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil… Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil… No nos ceguemos camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aun los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar. El 19 vamos a las urnas… Más no olvidéis que los hechos nos llevarán a actos en que hemos de necesitar más energía y más decisión que para ir a las urnas. ¿Excitación al motín? No simplemente decirle a la clase obrera que debe preparase… Tenemos que luchar, como sea, hasta que en la torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista”.
El Socialista, 9-11-33.
“La clase trabajadora se va dando cuenta… que en el nuevo régimen (República) se encuentra más incomoda que en el antiguo (Monarquía). Porque hablando con franquezas, en la monarquía había u cierto pudor político en algunos hombres, y la pugna entre liberales y conservadores por atraerse a las clases obreras hacía que se dictaran leyes sociales… Porque la democracia burguesa era, en realidad, una dictadura contra la clase obrera… el solo hecho de que no haya una mayoría burguesa en el Parlamento es una dictadura… Al colaborar en el derribo de la monarquía y luego en el gobierno, sabíamos muy bien que la república burguesa no emancipaba económicamente a los trabajadores… El objetivo… era el de quitar la venda a la clase trabajadora para que supiera que con la república burguesa no se había de redimir. Y esto lo hemos logrado… El día que lo tengamos (el Poder)… no tendremos titubeos ni dudas. No caeremos en la debilidad en que cayó la República. Y que no nos pidan transigencias ni benevolencias”.
Largo Caballero, Discursos a los trabajadores, Barcelona,
Fontamara, 1979, p.109, 140.