La obra del Sr. Maura, EL OBRERO BALEAR, Núm. 405, 11 de diciembre de 1909
Triste herencia la que de manos del señor Maura ha recogido el partido liberal.
En el exterior el Gobierno Español execrado y aborrecido, mirado como una pesadilla que soliviantaba los ánimos en todas las naciones del mundo civilizado, próximo a decretarse el bloque universal a los productos españoles.
En el interior el rastro de una política de inmoralices, traducidas en déficit, en sanchillos, negocios turbios, primas y comisiones a paniaguados y palatinos en todos los asuntos de la administración. Factores que habrán de resumirse en un considerable aumento del presupuesto.
En política presa la nación de profundas agitaciones, el estrago y la revuelta en las calles, los ciudadanos arrebatados del hogar en virtud de cualquier delación anónima y aún sin delación cuando así lo estimaban conveniente sátrapas y esbirros.
Los centros de instrucción clausurados y entregada la juventud a frailes y jesuitas pederastas, sentina de todos los vicios y malas enseñanzas.
La sangre derramada copiosamente en los fosos de Montjuich no ya como represión del delito, si no como venganza destinada a extirpar y de ideales altruistas y humanitarios.
La guerra desencadenada en Melilla a espaldas del parlamento y de la opinión nacional, con tales impresiones que cada paso ocasionaba una hecatombe.
Miseria, sangre y ruinas en todas partes. El Sr. Maura personifica el período más horrible de nuestra historia y este hombre funesto con cara bonachona y entrañas de hiena pretende todavía rehabilitarse, asaltar de nuevo el poder y envolvernos otra vez en las atrocidades de su delirio sanguinario.
Pobre España si el resultado coronase los esfuerzos de Nerón del siglo veinte.
Vendría el poder con la mente preñada de venganzas, solando nuevas y más sangrientas escenas, resucitaría en esta nación desdichada todos los horrores de un sistema político anacrónico e incompatible con la civilización.
Ante semejantes perspectivas es natural lo que ocurre. Elementos democráticos de todas procedencias se reúnen y apuestan a la defensa. El primer choque de las fuerzas contendientes ocurrirá el día doce.
En todas las capitales y poblaciones cultas de España el triunfo está descontado para los que contra el Sr. Maura llevan la reivindicación de la honra española ante el mundo entero.
En Palma, donde en mala hora nació ese político perverso, ese desalmado con barniz de santurronería, se aprestan sus serviles paniagudos a gastar el último cartucho. Si consiguen sus propósitos Palma deberá quedar borrada del mapa de la civilización.
No se trata en esta contienda de llevar al Consistorio más o menos concejales.
Se trata de demostrar que en Palma hay algo más que adulación y servilismo, algo más que esa cuadrilla desdichada de lacayos sin honra, ni dignidad, ni conciencia.
Y aún cuando en Palma fuese posible su triunfo, poca cosa sería para levantar y rehabilitar ante el mundo la Bestia política.
De todos modos sea cual fuere el resultado, los elementos de la izquierda demostraran el día doce que hay aquí conciencias honradas que saben sublevarse y protestar a la faz del mundo, contra las iniquidades que tras la impunidad del poder ha realizado el Sr. Maura.
Su perversidad tiene aquí también sanción y castigo y por dura que sea la epidermis del Sr. Maura y por muy encastillado que esté en su soberbia, las convulsiones históricas de sus lacayos, nos demuestran que hasta él llegaron las gravísimas acusaciones del meeting de la Plaza de Toros.