Entrevistador: Bartomeu Vidal Mestre
- ¿Dónde y cuando naciste?
Yo nací en el año 53, en Casablanca, porque las circunstancias llevaron a mi padre a estar trabajando en Marruecos. Y como ya empezó la revuelta o la independencia de Marruecos de Francia y España, mis padres decidieron volver a Madrid en el 54. Cuando cumplí aquí los 10 años, o sea, en el 1963, mi padre decidió venir a Mallorca.
Mi vida fue estudiar en el San José Obrero, pero me sacaron con 14 años porque en aquel momento a mi primo mayor, que vivía en Madrid, lo detuvieron. Y, entonces, a mi se me ocurrió pintar “Libertad” en el colegio de Son Gotleu, me pillaron y me echaron del San José. Mi padre, con 14 años, me dijo: “Pues, a trabajar”. Me llevó a trabajar con él, que su oficio era fontanero. Mi padre instaló aquí una cooperativa de fontanería con un grupo de madrileños de trabajadores del metal, fontaneros. Fue una semi-clandestina cooperativa, en el que constaba nada más que el apellido de mi padre, porque legalmente no podían hacer una cooperativa de los trabajadores por aquella época. Y en el 69-70 me dió a mí por la mística. Quería ser de San Juan de Dios, me llamó la atención esa orden.
En el año 71, vino el hermano mayor de mi padre con su mujer (mi tía) y me llevaron a París, de viaje en verano con ellos. Y cuando llegamos, me llevaron al parque de Montreau, en París, que celebraba un mitin el PCE en el año 71. Allí fue cuando me dí cuenta de donde me había metido. Que, sin saberlo, estaba en un mitin del PCE, en la clandestinidad. Conocí a Pasionaria y Santiago Carrillo, porque me saludó en persona.
Los conocí, porque mi tío y mi padre ya conocían a la Pasionaria siendo críos, porque mi abuela materna estaba condenada a muerte porque había sido compañera en Euskadi con Pasionaria. Tuvo que marcharse a Alicante a esconderse, con los hijos. Mi abuelo desapareció.
- O sea, ¿que ya tu família tenía una implicación política?
Si, la família de por sí ya era de tradición comunista. Comunista, y socialista alguna parte. Pero sobre todo comunista.
Bueno, regresé a Palma, y seguía yendo a San Juan de Dios. Pero un día en que me tocó limpiar el campanario, pillamos a unos de los hermanos con una mujer de Coll de’n Rabassa, que era pastora, haciendo el amor. Que me parece muy bien, pero en aquel momento me creó un trauma de tres pares de narices. Fue en el 71, yo tenía 17 años camino de los 18. Me generó un trauma de tres pares de narices, claro. Y a partir de ahí fui dejándolo, y a la vez mi primo y su compañera, hija de Moreno Galván, crítico de arte, me presentó a una galerista.Y fue la que me puso en contacto para entrar en las Juventudes Comunistas de España, en el año 71. El septiembre del 71 entré en contacto para entrar en las Juventudes Comunistas de España. Me llamaron, me mandaron un mensaje y entré en contacto con una compañera, que era de Sevilla, que era responsable de las Juventudes Comunistas de entonces en mi zona. Y ahí pues, luego conocí a mi compañero, que fue detenido conmigo -primero a él, luego a mí- Antonio Luna, que era responsable de Comisiones Obreras y el PCE. Y a él le perseguían hacía tiempo ya, porque se había perdido una cartera con documentación. Bueno, yo empecé en las Juventudes Comunistas y, bueno, bien, éramos cinco o seis chavales y chavalas.
- ¿Las Juventudes Comunistas ya estaban fundadas ?
Sí, cuando yo entré ya estaban fundadas. Y el contacto mío, la responsable era una muchacha sevillana que trabajaba en hostelería.
- ¿Y cómo se llamaba?
Antonia, lo que pasa que la conocíamos por “La Sevillana”. Una buena amiga. Además, vivíamos aquí en el mismo barrio y todo, hasta que se marchó a Madrid. Y bueno, esto era en el 71, finales de septiembre pa’lante. Y en el 72, dos días antes del día del padre, el 17 o 18 de marzo, se presentaron tres personas de paisano en mi casa, y preguntaron por mí. Y digo: “soy yo”. Y me dicen: “Vale, somos policías, de la brigada político-social de la Guardia Civil”. Digo: “Vale, ¿y?”. Y me dicen: “Queda usted detenido”. Y yo les dije: “Pero un momentito, que mi padre está aquí, por lo menos que se entere”. Porque yo todavía era menor de edad. Y “que no, que no, que no”, y me llevaron. La muchacha, la compañera, avisó a mi padre cuando llegó, y me llevaron a la comandancia que estaba en General Riera. Ahí me interrogaron, me pegaron,… Me pegaron, me electrocutaban con electrodos… … Tengo una quemadura en la tibia de esta pierna, en los testículos… Y bueno, se intentaron llevar a mi padre para que yo hablara, y yo nada más que les dije que era de las Juventudes Comunistas y que ya está, que de allí no me movía. Que era de las Juventudes Comunistas y punto. Me preguntaron si conocía a mi compañero Antonio Luna y yo respondí: “no lo conozco”.
Les dije que yo no lo conocía. Que sí, que yo lo reconocía que era de las Juventudes Comunistas pero que no sabía decirles quienes eran las personas, porque claro, no sabía los nombres, no sabía dónde vivían ni nada. Nada más que nos veíamos de vez en cuando en la montaña o en un bar y ya está. A él le pegaron una buena paliza, una buena tunda. Le detuvieron antes que a mí. Con todo esto, me llevaron al cuartelillo de la Guardia Civil que había en la Plaza Gomila.
El día 20 – 21 ya nos ingresaron en la cárcel vieja de la carretera de Sóller. Coincidimos con dos compañeros que vivían al lado de la casa de mi padre que yo no lo sabía. Un matrimonio mallorquín, Lliberto Rigo y Encarna Sánchez, que era de Sevilla también. Esta Antonia “la Sevillana” vivía con ellos. Eran del partido Comunista también, pero ya habían sido juzgados. Y coincidió en esa fecha, cuando yo ingresé en la cárcel, que ingresaban el matrimonio a la cárcel. Yo estuve hasta el 19 de junio en la cárcel de aquí, en la de Palma. Como mi padre conocía al médico de la cárcel, me llevaron a la clínica, y estuve allí hasta que salí en libertad, en julio del 72.
- ¿Y cuando lo juzgaron?
En enero del 73 fuimos a las Salesas, lo que es ahora el Tribunal Supremo. Ahí me juzgaron. Mi abogado era Ignacio Ribas Garau.
- Tengo entendido que estuvo en el Tribunal de Orden Público
Se le conocía como las Salesas, que es lo que es hoy el Tribunal Supremo Español. Allí estaban instalados los juzgados del Tribunal de Orden Público.
Mi abogado era Ignacio Ribas Garau, que yo no lo sabía, pero era militante también comunista también. Incluso, cuando me detuvieron, estaba el fiscal Miravet. Mi abogado me dijo que o negara todo. Mi compañero había salido en libertad. Porque habían detenido a Luna, y Luna había salido en libertad, había que negarlo todo y salir. Aún pendientes de juicio, pero libertad provisional o condicional, bajo fianza. Luego supe que el fiscal Miravet era miembro del Partido Comunista, y que era él quien nos había interrogado. En enero fuimos a la Salesas, como se le conocía entonces.
- ¿Recuerda cómo fue el juicio?
Sí, simplemente fuimos allí, mi família de Madrid fueron todos. Pues eso, te preguntan:
-“¿Y usted es de las Juventudes Comunistas?”.
+“Pues no”.
– “Pues como es que le detuvo la Guardia Civil y encontraron esto, esto, esto, esto, esto”
+ “Ah pues no lo sé, no sé qué hacía ahí”.
Yo en el juicio dije que me habían torturado, que me habían quemado, me habían puesto electrodos, y que tuve que decir que sí era de las Juventudes Comunistas porque me obligaban, porque si no no me dejaban en paz. A pesar de eso, pues bueno, Antonio Luna, mi compañero, fue condenado a tres años de cárcel. Y a mí me condenaron a dos años de cárcel. Salimos del juicio y a finales del 73 ingresamos en la cárcel para cumplir la condena.
- ¿En qué cárcel?
Nos entregamos en Madrid. Ingresamos en Carabanchel. Él, mayor, estuvo nada más que un día, porque se lo llevaron a Segovia, que era la cárcel de presos políticos. A mí me coincidió que en esa fecha el único menor de político que había era yo. Y por ser menor, me metieron en el reformatorio, en la cárcel de menores.
Cuando yo entré fue cuando había el Proceso 1001 y habían matado a Carrero Blanco. Y a los quince días de estar allí, mi família, que conocía mucho a Marcelino Camacho y a dirigentes comunistas que había en Madrid, miraron si podían pasarme a mí como único preso político que había en los jóvenes y meterme en la tercera galería con ellos, que era la galería de los presos políticos y los gays. Y, entonces, consiguió Camacho que a mí me pasaran, como era el único chaval joven que había como preso político en aquel momento, a la tercera galería con ellos. Allí los conocí a ellos, los del proceso 1001, en persona. Le canté una canción que el hijo de la Francisca Bosch, dirigente comunista de aquí en Mallorca, Biel Bassa Bosch, hizo para el proceso 1001. Y claro, las Juventudes Comunistas íbamos de excursión y la cantábamos siempre. Allí estuve con ellos hasta que ya me trasladaron, como menor de edad, a Zaragoza. A finales de año del 73.
En Carabanchel estábamos los del PCE, Liga Comunista Revolucionaria hubo muy pocos y de ETA había bastante. De las dos ETAs que había: ETA político-militar y la política. Algún carlista. Pero bueno, una minoría, los que mayoritariamente estábamos allí éramos nosotros, el PCE, Juventudes Comunistas algunos, que ya eran más mayores de edad, y luego ya, el siguiente grupo eran los de ETA.
De ahí ya me llevaron a mí a Zaragoza, y de Zaragoza estuve un mes. Y allí había otro compañero que conocía, cumpliendo condena, de aquí de Mallorca, que ahora no me acuerdo como se llamaba porque era de otro partido. De ahí me llevaron, al mes, a Lérida, porque Lérida era la cárcel de menores. Como no teníamos los 21 años, pues, menor.
- ¿Esto ya en el 74?
Sí, en el 74. Y ahí nos juntamos siete presos políticos: dos del PCE, uno del PSUC y yo, uno de Liga Comunista Revolucionaria, otro del FRAP, un carlista y uno de ETA. Y otro grupo… Los del FRAP denunciaron al del PSUC, eran de matar a los tres. Nuestra reivindicación era constante, era, es decir, que nos llevaran o a Jaén o a Segovia, que era la cárcel de presos políticos.
Entonces, estando allí, pues, ya hicimos un plante, dijimos “vamos a hacer una protesta. Vamos a hacer una protesta de hacer huelga de hambre”. Y así, un día nos negamos a ir a desayunar. Vino el jefe de servicio a preguntar qué pasaba, dijimos la situación que había, que las comidas no eran en condiciones para los presos, que íbamos a denunciar a través de nuestros abogados al juzgado y que en ese momento nos declarábamos en huelga de hambre todos los presos políticos. Yo estuve quince días. Pero es que yo a la vez de huelga de hambre no bebí agua. Entonces, aún me deshidrataba más, al extremo de que me sacaron al hospital que había ahí en Lérida, donde estuve una semana. En la cárcel de Lérida había una monja del hospital, que venía a ser como una asistente social de ahora, que iba a la cárcel y a los presos que salían a trabajar a la calle los acompañaba. Y esta monja, Josefina, una chavala joven, para mí fue un ángel. Debajo de los hábitos nos trajo una radio, para lo que escucháramos lo que decían desde el exterior, y a cada grupo político le traía información de su partido (Mundo Obrero en nuestro caso, otros prensa, otros comunicados,…). Pero todo llevado debajo del hábito, porque nunca la controlaban. Entonces, cuando yo estaba muy mal, Josefina me trajo un escrito firmado por todos los compañeros de cárcel, en el que me autorizaban a dejar de hacer la huelga de hambre, porque en ello iba mi vida. A los seis días de estar comiendo me volvieron a trasladar a la cárcel.
- ¿Y la monja estaba metida en algún partido?
Si, yo creo que era del PSUC. Pero tampoco te lo puedo asegurar
- ¿Por qué le detuvieron?
El compañero Antonio Luna, que era el responsable, el coordinador, entre el PCE y Comisiones Obreras clandestinamente, tenía mi dirección y mi número de teléfono. Al detenerlo a él, me vinieron a buscar a mí.
- ¿Y a Antonio Luna de qué le acusaban?
De ser miembro del Partido Comunista de España y el coordinador de la relación entre el PCE y Comisiones Obreras. Eran clandestinas.
- ¿Recuerdas qué personas había en las juventudes?
Antonia la Sevillana, mi compañera -Josefa Peralta Campos-, Victor Manuel -le llamábamos Victor Manuel pero se llama Paco, es un chaval de Granada-, Antonio,… Éramos muchos. Fina Santiago… Fina Díaz, Enric Acosta, Miguel Trasierra -ya fallecido-. Su compañera y hermana de Fina Díaz, Paquita Díaz . El primo de ellos, Pepe, ahora no me acuerdo del apellido. Maribel, otra compañera. Bueno, y los hijos de Francisca, Biel Bassa Bosch y Jaume Bassa Bosch, con sus respectivas parejas, que ahora no me acuerdo de los nombres.
Éramos un grupo fuerte. Mi mujer organizaba las excursiones, pues siempre había chavales y chavalas que trabajaban con ella, en la fábrica de piel. Pues se venían. Ahí estaban Carmen Soto y su hermana Hortensia Soto. Éramos un grupo de gente bastante variopinta, jóvenes todos. Había una pareja que ahora no me acuerdo del nombre. Me parece que él se llamaba Miguel y ella Pilar, eran un matrimonio de Zaragoza. Vivían en La Soledat. Son gente que coincidíamos, íbamos a las excursiones y era como… debates políticos, pasarlo bien, disfrutar. Venía varia gente que no eran de las juventudes, pero bueno, escuchaban y tal. Nos íbamos… Yo me acuerdo que el primer coche que tuve fue un Seat 600, de la autoescuela. Y con un Seat 600 subimos al alto de Sóller. Ahí celebrábamos nuestra reunión, comíamos allí, hacíamos torrada y cosas de esas, y debatíamos.
- ¿Así que hacíais excursiones y debates sobre la … ?
Sobre la situación política, y organizar, en plena clandestinidad. A ver qué hacer con la dictadura, claro. Movilizaciones. Las compañeras de hostelería se organizaban. Mi padre hacía la asamblea en el taller. Él cedía el local a Comisiones Obreras clandestinas para que hicieran una asamblea ahí los trabajadores del metal.
Y claro, todo esto es lo que hacíamos con los de las Juventudes Comunistas. Aparte de la organización de jóvenes, el tema de la universidad, el tema de la lengua. La mayoría de los miembros de las Juventudes Comunistas eran castellanoparlantes. La mayoría procedían de Andalucía. Y éramos consecuentes defensores de la lengua catalana. Y entonces, lanzábamos campañas, nos poníamos en contacto con organizaciones que en aquel momento había para la defensa de la lengua. Y así es como actuábamos, hasta que ya casados y con cierta edad,… Yo me casé con 21 años, ya a los 22 entramos a lo que era el Partido Comunista de España, aquí.
Dejamos el ala juvenil, aunque hacíamos cosas con las juventudes, pero bueno. Pues en ese caso, por ejemplo, las dos hermanas Díaz, la Sevillana, coincidimos aquí en este barrio, en los pisos verdes y en los blancos. Entonces, montábamos nuestra célula, de aquí del barrio, que ya empieza a ser otro tipo de movimiento. Ya era el movimiento vecinal, la lucha reivindicativa de los problemas del barrio. Entonces existía el alcalde de barrio: aquí era un señor mayor, que era gente del Movimiento. Entonces es cuando ya empezó el movimiento vecinal. Montamos una cooperativa de una guardería laboral de aquí, de la Indioteria. Era llevada por los padres y las trabajadoras
Entonces empezamos a reivindicar y es cuando se empezó a hacer, a montar las asociaciones de vecinos. Que de hecho yo estuve en la primera celebración de la Asociación de Vecinos de mi barrio
- ¿Y era del barrio de por aquí, Sa Indioteria, no?
Sí. De lo que es la parte de las viviendas la mayoría éramos del Partido. Pero claro, ya organizamos a los vecinos, no como partido. Como movimiento asociativo. Entonces empezamos a reclamar el Parque Verde, el parque de los pisos verdes, y que pusieran el alcantarillado, porque no había. En ese periodo vino Tomeu Suau, que es el cura de aquí, el actual párroco. Que vino de Madrid, me llamaron del Partido. Que iba a venir un cura obrero mallorquín como párroco en la barriada nuestra, y que le habían dejado mi dirección. Entonces, estuvimos hablando Tomeu y yo en casa. Nosotros teníamos un núcleo de chavales jóvenes que íbamos a montar las Juventudes Comunistas aquí, una célula. Pero Tomeu tuvo vista. Me jodió porque con los chavales jóvenes montó un club de esplai. Se llevó a los jóvenes. Es su misión y punto, igual que la nuestra. Muy respetable.
- ¿Me podría hablar un poco sobre las mujeres que había dentro del Partido?
Sí, sí, había bastantes. Las juventudes eran, ya te digo, … Sonia, Paquita, Fina, Pilar, mi compañera Pepa, Francisca,… Dentro de las juventudes eran unas 30 muchachas.
- ¿Las mujeres eran mayoría o eran minoría?
Por el estilo, parejo. Ahí sí que había igualdad, no había problema. Porque además eran mujeres que eran la mayoría de clase trabajadora. Había dejado de estudiar, o una estudiaba a lo mejor y luego se ponía a trabajar. Pero la mayoría eran trabajadoras: de hostelería, de comercio o limpiadoras del hogar. Y los hombres también. Estudiantes había dos, que yo recuerde, y los demás éramos todos trabajadores.
- ¿Me podría repetir los nombres de las mujeres?
Pues mira, estaban Pilar – que es la de Zaragoza-, Adolfina Díaz y Francisca Díaz, mi compañera Josefa Peralta, Francisca… Luego estaba Carmen Soto, Maribel,… Ahora no me acuerdo de muchos nombres tampoco. Pilar también, que esa es la Pilar hermana de Maribel.
- ¿Hacían lo mismo que los hombres? ¿Hacían algo aparte, o todo igual?
Bueno, a lo mejor tenían una reunión de mujeres por algún tema de la mujer que a lo mejor organizaban algo, y luego nos lo contaban en la célula nuestra. Claro, esto era por células. Y luego estaba la asociación de la parte femenina que se reunía para hacer actividades.
En aquella época, la mentalidad era machista. Pero en cambio, entre nosotros había una relación de igualdad. Lo que decía la compañera, se vota. Si sale adelante, adelante, si no sale, pues a otra cosa mariposa. En la participación había muchos.
- Hubo una presentación del Partido en el Teatro Balear, ¿usted lo recuerda?
Estuvimos allí, si. Era la presentación del Partido, y era, creo, la precampaña para las municipales. Porque allí estaba Catalina Moragues, con una camiseta con la amnistía. Se pedía la amnistía, había presos políticos. Yo ya había salido o estaba a punto de terminar la mili. Asistí al acto y tal, abarrotado de gente, como la Plaza de Toros. Vamos, también es que era la novedad. Es que piensa tu que en 40 años de dictadura la lucha antifascista de España era el Partido Comunista
- ¿Recuerda el Golpe de Estado del 23-F, también?
Sí, también. Yo estoy convencido que el elefante blanco, que se decía, no era la armada. El elefante blanco, el que estaba metido, para mí, estoy convencido, el tiempo lo dirá, estaba Juan Carlos. Estaba Juan Carlos. Era una manera de cargarse a Suárez, por traición, yo que sé. Para mí estoy convencido que estaba Juan Carlos, y que se ha guardado
- ¿Quiere añadir algo más?
Los recuerdos, dentro de los malos de la dictadura, han sido muy buenos, porque me han enseñado mucho. Conseguir las libertades, conseguir la tranquilidad de que han hecho un servicio, no solamente a la ciudadanía, sino al vecino de al lado, a la persona de al lado. Ya no solamente a nivel general, la labor que estás haciendo para conseguir la democracia, sino que como persona te esté ayudando a ti si en un momento dado eres mi vecino y te hace falta algo. Y como me han educado siempre así, pues, mi solución: militar orgullosamente en el Partido Comunista de España, en Comisiones Obreras, actualmente
Més informació (aportada per Claudio Bonilla després de l’entrevista):
“Cuando te informaba de los militantes del PCE en mí barrio quisiera que incluyeras los de tres camaradas más ya fallecidos. Y son Los hermanos Aguilera, José y Manuel, de profesión pintores, así como Rafael Azorín, dirigente Sindical de la rama de la construcción.
Con respecto a la información sobre cuando constituimos las federaciones de las asociaciones de padres y madres de alumn@s y la Confederación de las mismas a nivel de Baleares, ¿te acuerdas que yo no recordaba al coordinador entre las asociaciones y la Conselleria de Educación y que me gustaría lo incluyeses? Se trata de Miguel Perelló, por su apoyo y trabajo de cara al movimiento asociativo de las APAS”.