La Casa del Pueblo de Bruselas
Ventajas del cooperativismo
El edificio matriz de la Casa del Pueblo de Bruselas es esplendida. Se inauguró el 2y 3 de abril de 1899. El solar donde fue construido mide 17 áreas y costó 300.000 francos. El coste de la construcción e instalaciones suma 1.500.000 francos. El edificio consta de tres pisos y de un gran terrado, desde el cual se contempla un panorama esplendido. En el primer piso están las oficinas de administración, servicio médico-farmacéutico, Sociedad de socorros y registro de altas y bajas en el trabajo. En el segundo, social local, que consta de 18 salones de conferencias muy espaciosos, decorados y amueblados con verdadero confort. Cada Sociedad sindicada tiene su salón para Juntas generales y conferencias. En Bruselas los obreros vulgarizan en conferencias las enseñanzas de su profesión, contribuyendo de esta manera a la difusión de la cultura, base de la prosperidad de todas la clases sociales.
Es muy importante hacer notar que el obrero belga no se apasiona por la oratoria política. En Bruselas los mítines son escasos, porque el mitin presupone allí la lucha para obtener un ideal. Los obreros belgas no precisan de este procedimiento ni se agitan en luchas intestinas, porque trabajan sin ruido, constantemente. La Cooperativa los hace fuertes, y, al fin, vencen.
El ideal del obrero belga es trabajar sin depresión patronal, porque ley de vida es el trabajo, y trabajar para el progreso de asociación. En la Casa del Pueblo de Bruselas la política la hace cada uno; consiste en el progreso y mejoramiento, trabajando por el mejoramiento de todos. Las predicaciones enardecedoras y discursos políticos sólo se usan en casos extremos.
En el ambiente de aquella Casa de sinceridad, de honrada, sana y recta administración y de entusiasmo por el bien colectivo e individual de los asociados.
En aquella Casa del Pueblo todo está calculado para el beneficio obrero. La biblioteca, instalada en el primer piso, consta de 3.000 volúmenes, y está abierta los jueves y sábados. Los asociados pueden llevarse libros a casa, devolviéndolos en plazo discrecional. Así el trabajador puede aprovechar un hora diaria para completar su instrucción.
Además de la cultura del libro, se cultivan las Bellas Artes. En la casa existen hermosos salones de Música, Dibujo, y una sala de espectáculos capaz para 2.000 personas. No hay butacas ni asientos de preferencia: todos pagan igual; nadie puede ocupar sitios de preferencia ni aun pagando más.
Los ingresos, una vez descontados gastos y reservas, se distribuyen entre los asociados. Se reparten trimestralmente, anotándose la entrega en la libreta individual de casa asociado.
He aquí otro aspecto altamente consolador del cooperativismo. El obrero, además de obtener los artículos de primera necesidad con una considerable rebaja, participa además de los beneficios del comerciante. Los beneficios que obtienen los socios de la Casa del Pueblo de Bruselas son importantes, pues realizan negocios por valor de algunos millones al año. Tiene en funciones varios hornos, un almacén de ropas y confecciones que ha producido beneficios anuales por valor de francos 305.600, carnicerías, droguerías, almacenes de carbones, un café espaciosisimo, instalado en la planta baja de la casa principal, y otras industrias relacionadas de artículos alimenticios y de vestir.
De todo ello son propietarios los obreros. En Bélgica se siente idolatría por esta forma social de progreso. Están adheridas a la Cooperativa de la Casa del Pueblo 24.000 familias. En total la Asociación cuenta con ¡80.000! sindicados, cuyo número aumenta diariamente. No sólo están en la Casa del Pueblo los obreros, sino los empleados modestos que no tienen más ingresos que un pequeño sueldo. En la Sociedad caben todos los humildes; a todo el mundo se acoge con cariño fraternal.
M. Raimond.
VIDA SOCIALISTA nº 61, 26 de febrero de 1911