MAURA, NO / EL OBRERO BALEAR, Núm. 795, 5 de mayo de 1917 / Jaime Riera Albertí
En una plaza de toros habló Maura. Es el sitio más adecuado a su personalidad, pues si las plazas de toros, son el sitio donde se reúnen los que van a la retaguardia de la civilización y del progreso, en una plaza de toros era donde debía de hablar Maura, el hombre funesto, el hombre reaccionario, el hombre, en fin, que mató a Ferrer y nos abocó en una guerra que ningún provecho da ni dará a España.
Y habló Maura ante un público numeroso, aunque es de esperar no sean todos los que profesan sus mismos ideales.
El discurso pronunciado por Maura nos ha dejado otra vez confusos y no es de extrañar en un político de tal jaez.
El señor Maura tuvo que decir y hablar de lo que los organizadores quisieron pues no le quedó otro remedio ante las exigencias, pues al saber que eran todos neutralistas, el hombre sucumbió y se sometió a los caprichos de sus oyentes.
El hombre ambicioso, que se cree el representante de todas las grandezas morales de la patria ha comprendido y cree que nuestro país ha de mantenerse neutral, que Alemania no nos ha agraviado en nada, pues los barcos echados a pique no representan nada ni tiene importancia para este Señor, que los que gobiernan a España son parásitos, etc, etc.
¿A qué negarlo? El discurso del señor Maura no nos ha convencido.
Sus palabras han sido las palabras de un hombre que se ha avasallado a los deseos de otros, que le han puesto una mordaza y él ha tenido que sucumbir ante las exigencias y de ahí que su discurso haya sido distinto de lo que esperábamos.
Al señor Maura le ha faltado la virilidad que el caso requería y para no disgustar a los que le siguen, y evitar que le dejen solo, ha hecho un discurso neutralista, pero de intervención si fuese para salir en ayuda de Alemania.
Maura sueña con el poder, quiere volver a gobernar los destinos de España y está tanteando a la opinión para ver que camino seguir, una vez sabido el resultado de sus tanteos. Pero la clase obrera, los que recibieron sus caricias en su última etapa política no duermen y están prevenidos para todo evento que pudiera venir, pues Maura no puede gobernar otra vez y antes que esto suceda el pueblo trabajador, el pueblo consciente luchará hasta el final pues no puede consentir ser gobernado por el hombre funesto de 1909.
Y si no fuese así, las sombras de los que cayeron víctimas en 1909 por los desaciertos de este hombre, saldrían de sus sepulturas y nos echarían un salivazo en la cara por ser hombres sin dignidad.
Antes que Maura vuelva estamos dispuestos a derramar hasta la última gota de sangre.
Maura no; no puede gobernar.